La mujer y los cinco sentidos. 

Todos los seres humanos estamos dotados de cinco sentidos externos, que se manifiestan a través de los órganos de los sentidos que son: la vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato. 

Estos sentidos también se encuentran de forma interna en nosotros, por eso el desarrollo y la trascendencia de los sentidos externos nos conecta con nuestros sentidos internos, los externos nos muestran las infinitas capacidades que tenemos y nos sirven de ayuda para abrir una puerta más profunda a estados internos más elevados. 

Uno de los principios básicos del tantra habla de que el cuerpo es la llave que abre o cierra la puerta .Está en nosotros el elegir que deseamos hacer con esa llave. 

Los sentidos son esa llave, a través de ellos y la forma en que los utilicemos podemos exaltar nuestras capacidades internas o podemos de forma hedónica perdernos en el placer que nos proporcionan los sentidos externos y no ir más allá de estos. 

Esto es lo que le ha sucedido a mucha gente que ha querido explorar en el tantra y que no ha tenido una buena guía, y se ha limitado simplemente al arte de sentir y potencializar el sentir. El propósito de las meditaciones tántricas es llevar al máximo punto al placer, no reprimir, entrar en él y volverse uno con él hasta que desaparezca quien siento y el ser se convierta en el sentido, es allí donde se accede a realidades más elevadas y profundas donde termina la realidad dual en la que vivimos y entramos en la unidad, Dios y yo no somos dos somos uno solo, la existencia   soy yo, y yo soy la existencia. 

En el trabajo de Respiración ovárica, Alquimia femenina se plantea el trabajo con los sentidos como parte muy importante del camino de sanación y del camino espiritual de la mujer, pues los sentidos, el sentir y el percibir son energías femeninas, entonces por naturaleza nos corresponde a nosotras conectar con esta energía. 

Los sentidos externos que son más Yang son energía masculina, los sentidos internos que son energía Yin son energía femenina. Esto no quiere decir que el hombre no tenga los sentidos internos o que la mujer no deba usar los externos, no es la negación de ninguno, es la integración de los dos, desde el punto de partida que a cada una le corresponde. La mujer debe ir de adentro hacia afuera, ese es su reto, y el hombre debe ir de la periferia hacia adentro, y los dos después saber volver a su lugar de origen y es allí donde se ha generado un problema casi todas las personas hoy por hoy estamos viviendo en los sentidos externos, nos hemos hecho esclavos de estos, no es que sean malos, lo negativo es la forma en que los hemos usado, esto sobre todo a la mujer le ha afectado ampliamente en sus funciones orgánicas y energéticas femeninas pues ha roto el balance natural que ella tiene  en su gran capacidad, de ver, percibir, imaginar, sentir y creer. 

Esto ha hecho que las mujeres nos volvamos escéptica y que solo creamos en aquello que vemos y no creamos más en lo que vemos sin ver, porque hemos sido entrenadas de generación en generación en la frase patriarcal de hasta no ver no creer, u ojos que no ven corazón que no siente. Esto no es bajo ningún punto de vista real, no necesitamos ver algo manifestado en el plano físico para creer en ello, podemos verlo, percibirlo, intuirlo y saber que es así o no es así. 

Y sobre todo en esta común frase que apoya la infidelidad y los engaños ojos que no ven corazón que no siente  es aún peor, eso es negar absolutamente las facultades de nuestro corazón, y de nuestra piel, nuestra piel sabe, nuestro corazón sabe, todas nuestras células saben, las personas no queremos saber y por eso negamos lo que sentimos pero bajo ningún punto de vista esto es real, cuantas veces después de haber sufrido un desengaño no hemos terminado aceptando que siempre lo supimos pero no queríamos creerlo o preferíamos hacer como si no lo supiéramos por miedo, o porque cedimos tanto nuestro poder personal que no creíamos en aquello que sentíamos o veíamos en nuestros sueños o tan solo al cerrar los ojos.

Sajeeva Hurtado. 

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